Lenguaje inclusivo y el Signo Géminis

Hoy quisiera hablar sobre un tema que encuentro a veces ser muy controversial y que genera algo de incomodidad, pero creo que merece un espacio dentro de nuestras conversaciones y en La Plutonisa le daremos dicho espacio. Se trata del reconocimiento de los pronombres diversos y el uso del lenguaje exclusivo. Pero primero, hablemos de géminis.

geminis

Signo mutable de aire, tercer signo del zodiaco, signo regido por mercurio; Géminis es el signo representado por los dos gemelos, y esto nos tienta a verlo como un signo doble, de a dos, un signo binario: es esto o es lo otro. Sin embargo, esto es un error. Géminis es el signo de la diversidad. Su papel en el zodiaco es el de abrir paso a múltiples opciones. Géminis nos muestra que no existe una sola forma de ser, actuar o pensar.

Me llama la atención que géminis viene luego de tauro, el primer signo de tierra, famoso por ser el signo de la manifestación, de la concreción, de todo lo palpable, observable y físico; y como todos los otros signos, géminis trasmuta la energía del signo anterior y le da un nuevo tono. Géminis entiende que a través de la palabra y la comunicación logra la tarea de tauro: manifestar, crear, generar algo concreto. Nuestras palabras crean nuestro mundo, nuestra percepción manifiesta nuestra realidad.

Ahora bien, nuestro lenguaje transmite conocimientos, experiencias, emociones, significados que hemos construido personal e interpersonalmente y es capaz de alterar la importancia y atribución que le conferimos a aquello a lo que nos referimos. El lenguaje hace que la subjetividad cobre fuerza sobre la objetividad; y esto es importante notarlo porque no somos seres únicamente materiales. Existe todo un universo en nuestro interior y el lenguaje nos ayuda a exteriorizarlo, comunicarlo, compartirlo e incluso… construirlo. Nuestras palabras son el puente entre el mundo interno y el mundo externo, permiten una retroalimentación mutua, un intercambio.

El lenguaje tiene el poder de crear, pero también de destruir, invalidar y discriminar. Así que la forma en la que nos referimos a otra persona, la forma en la que nos referimos a nosotres, y mejor, la forma en la que pedimos que se refieran a nosotres, no son hechos sin importancia. Los pronombres juegan un papel significativo en este sentido. Básicamente, un pronombre es una palabra con la cual te refieres a una persona o un objeto sin mencionar su nombre. En el idioma español, los pronombres usualmente tienen género lo que inmediatamente convierte a los pronombres en un escenario lingüístico de validación o de discriminación.

Hemos heredado una tradición lingüística donde es común generalizar a lo masculino. Por ejemplo, si hay un grupo de personas dónde hay 29 mujeres y 1 hombre, se le asigna el pronombre “ellos” para reconocer al hombre que hay en medio de las mujeres. Y si hay un grupo de personas donde hay 29 hombres y 1 mujer, de todas formas, se utilizaría el pronombre “ellos” sin reconocer a la mujer que se encuentra en medio de los hombres. Desde el lenguaje hay una invisibilización importante hacia lo femenino para resaltar y subrayar lo masculino. Y lo peor de esto es la naturalidad con la que se realiza, lo hacemos de un modo automático.

Por otra parte, la existencia de solo dos géneros en la esfera de los pronombres deja fuera de la vista a otras identidades de género. Debemos reconocer que hay personas que no sienten comodidad con el rótulo “hombre” ni tampoco con el rótulo “mujer” y que en la humanidad existen muchas más de dos posibilidades de ser. Como lo he dicho varias veces, hay más colores que el azul y el rosado; y la tradición lingüística, colonial y europea no puede pretender que no existen simplemente porque se niegue a incluir nuevos recursos gramaticales en la lengua española.

El solo hecho de preguntar qué pronombres debemos usar con cada persona, desmantela esta tradición porque hacemos explícito el hecho de que no asumimos la identidad de género de alguien al juzgar por su apariencia física. Le decimos a la diversidad humana: tú existes, tú tienes validez, tú importas. Y te digo, esto es algo que es muy valorado por la comunidad diversa. Quiero hacerte consciente de cuánto agradecemos tu consideración ante este detalle que parece muy sencillo, pero que retumba en las fibras de nuestros corazones. Puedes hacernos sentir, con una simple pregunta que no te robará 30 segundos de tu tiempo, que nuestra lucha por años en contra de la opresión, la discriminación y la constante invalidación social que la tradición patriarcal ha puesto en nuestra cotidianidad, ha valido la pena.

A la tradición le es muy fácil decir: “hay hombres y hay mujeres, y no hay más opciones”, “Los adjetivos masculinos incluyen los femeninos”, porque es más sencillo tipificarnos en opción A y opción B. Al patriarcado le conviene que el lenguaje no le espacio a los pronombres neutrales porque ciertamente se beneficia del sesgo androcéntrico que les empodera. Pero lo cierto es que estamos en tiempos de cambios. ¿De verdad podemos creer que luego de todo lo que hemos vivido luego del 2020 podemos seguir viviendo igual? ¿Acaso no vemos la cantidad de llamados al cambio que el universo ha dispuesto con hechos concretos? La equidad es… urgente. El privilegio androcéntrico debe parar pronto. Es momento de desentronizar lo masculino y descentralizar al género.

constelacion geminis

Géminis es un signo flexible, cambiante, mutable. El lenguaje debe serlo también. El lenguaje no es estático, dejemos la ingenuidad a un lado y dejemos de creer que hablamos español exactamente de la misma forma en la que se habló por primera vez. El lenguaje debe ser adaptado a nuestras necesidades comunicativas, y el mundo de hoy en día necesita recursos lingüísticos para reflejar quienes somos ahora. Y te digo, somos personas libres. Quienes vivimos en este siglo en la tierra somos personas conscientes, cada vez más despiertas y empáticas. Así que no nos vamos a adaptar al lenguaje.

¡El lenguaje se adaptará a nosotres!