Salir del clóset y la energía Leo

Sosteniendo mi corazón mientras escribo esto puedo declararme una persona abiertamente homosexual, diversa y no binaria. Pero el lograr decir esto ha sido un camino, uno que quizás aún no termina y frente al cual no tengo la seguridad de que llegue a terminar en algún momento. Digo esto con una tranquilidad que no tuve por muchos años y hoy quiero compartir una parte de mi historia con respecto al salir del clóset y qué relación le encuentro con la energía Leo. No es la primera vez que escribo sobre este tema, si te gustaría ver mi artículo anterior sobre la energía de plutón y salir del clóset, da click aquí.

Introducción

Las opiniones ajenas, las condiciones sociales, los procesos que ocurren y se desenvuelven en nuestra vida en sociedad pueden llevarnos a reprimir o negar realidades privadas y personales. Frecuentemente es el caso de la sexualidad y nuestro auto-concepto. La forma en la que respondemos la pregunta: ¿quién soy? puede generar respuestas muy variadas en otras personas y quizás por miedo o reserva a dichas respuestas podemos preferir el mantenerlas en secreto, pero siguen estando muy vivas en nuestro interior.

¿Cuánta energía gasto en reprimir mi interior? ¿Cuánto me cuesta realmente mantener en la oscuridad aquello que brilla en mi intimidad? ¿Cuánto tiempo soportará mi espíritu el poner en “mute” lo que dentro de mí quiere ser libre y asomarse una que otra vez? Fueron preguntas que me tuve que hacer varias veces, cada vez con mayor frecuencia. Hasta que dije un día: basta ya; sea lo que sea que pase fuera de mí no va a detener la carroza de siete colores que guardo dentro de mí.

Mi historia saliendo del clóset

Les conté a mis papás sobre mi sexualidad a los 14 años. Sin pensar en lo que iba a pasar, sino movido por el solo hecho de compartir con mi familia quién era y cómo me sentía. En mi hogar siempre fue muy importante hablar con la verdad siempre, y no tenía idea de cómo iban a reaccionar.

   Su respuesta fue, por supuesto, muy complicada, como ocurre en la mayoría de familias religiosas. Si me preguntas, diría que su respuesta fue desastrosa. Pero… desastrosa externamente, porque para mí significó una liberación muchísimo más contundente.

 

 

  Lo hice también en el colegio, donde tanto me molestaban por “hablar como gay”, “sentarme como gay”, “tener cosas de gay” y frecuente a lo cual yo cobardemente respondí por varios años con un cambio de comportamiento inmediato y miedoso, un disimulo artificial y postizo de mi diversidad frente la heteronormatividad, hasta cuando le conté a mi familia.

En ese momento consideré que ya “lo peor había pasado” y realmente ya no me importaba lo que pasara con el resto del mundo. Y quizás fue ahí, en el colegio, donde más disfruté salir del clóset.

 

 

  Ya no tenía que disimular, ni que rendir pleitesía a lo que dictaba la norma sobre quién era yo y cómo me “debía” comportar. Toda esa mierda se acabó cuando dije: “Sí, soy gay”.

   Los machitos lomoplateados se habían quedado pasmados al ver que sus pistolas ya no tenían balas, que sus palabras habían quedado completamente blanqueadas de todo efecto y que ya no dominaban mi actuar a través de sus burlas. Yo era más yo y al mundo le tocó aguantarse toda la maricada que yo quisiera exponer. Pocos eventos en mi vida han sido tan significativos para mí.

Ahora sí, la energía Leo

¿Qué tiene esto que ver con Leo? Bueno, es el signo regido por el sol, así que para entenderlo vamos a detallar primero al sol. Su envergadura es tal que su fuerza logra poner a otros astros a girar a su alrededor. El sol, por eso, es algo central, esencial y es aquello que le da fundamento, sentido, orden a todo el resto de cosas. El sol es una concentración de fuego, es algo que arde por sí solo. 

         Ese mismo vigor y fortaleza lo tenemos dentro. Al momento de nacer hemos absorbido la energía que estaba disponible cuando respiramos por primera vez en la tierra. Así que tenemos la energía de todos los planetas presente en nuestro inconsciente, y el sol no es la excepción.

   Con esto quiero decir que hay una chispa del cielo dentro de cada unx, hay algo tan radiante y resplandeciente como el sol mismo. Tenemos una bola de fuego ardiendo en nuestro interior, y es fuerte, potente y no se agota; es única e irrepetible; original y auténtica. Y de alguna forma nos reclama a veces un poquito de espacio para expresarse, para hacerse notar. Al menos así lo sentí con lo que te conté más arriba… Me quemaba por dentro el ser quién realmente soy fuera de toda máscara heterosexual. Tener que fingirla era algo en verdad muy incómodo y para nada coherente.

   Salir del clóset puede darnos un tipo de libertad importante porque ya no tenemos que modificar quien somos, ni bajarle el volumen a nuestra originalidad; y eso es bastante leonino.  El compartir quien soy, el admitir con qué me identifico, el permitirle saber a la gente frente a que siento afinidad puede ser algo muy propio de esta energía. Y no tienes que tener el sol en leo para sacar provecho de esta posibilidad, en alguna parte de tu carta estará Leo, y además en algún punto tendrás tu sol.

        Hace muchos años, la palabra “gay” no denotaba a personas homosexuales, sino personas simplemente felices, contentas, espontáneas y esto también es bastante leonino. El sol representa la vitalidad, la satisfacción, la autorrealización y el contento con la vida; y aunque debo admitir que no es el caso para el 100% de las personas (seguimos viviendo en un mundo con varias cosas por mejorar), al menos en mi historia sí puedo notar un cambio sustancial en mi estado de ánimo debido a mi salida del clóset, no porque la gente me acepte o no, sino porque hay una mayor coherencia entre quien soy adentro y quien soy afuera.

 

    Siento un mayor espacio de salir con quien quiero salir, vestir como quiero vestir, llevar las uñas como las quiero llevar; siento una mayor espontaneidad para hacer lo que quiero hacer desde que he salido del clóset, no solo de la sexualidad, sino de muchísimos otros: como persona no binaria, como tarotista, como astrólogo, como escorpio, como feminista, como antiur1bista, como creador de contenido, como podcaster, como reikista, como fan del arte drag, como persona que tuvo covid… en fin. Salir del clóset es decirle al mundo quién eres, y eso no solo se reduce a tu sexualidad; y ya vemos lo afín que es eso a la magia del signo Leo.

        No creo, sin embargo, que salir del clóset es una obligación y que si no lo haces es porque te “falta” algo. Pero sí te quiero compartir el hecho de que hay una diferencia entre hacerlo y no hacerlo, y creo que es una diferencia para bien, sobre todo por lo más importante: se siente una mayor libertad, y vale la pena conquistar dicha libertad al precio que sea, porque activa nuestro sol, nuestro centro, nuestra esencia.

Quiero recordar la frase, que no recuerdo de quién es pero que se me ha quedado grabada: ser tú mismo no se trata de ser alguien, sino de desaprender todo lo que no eres. Y mira cómo es el sol, siempre brilla, nada lo apaga y el hecho de que haya nubes no quiere decir que el sol deje de existir. Las nubes pasan, pero el sol permanece. Al sol no hay que obligarlo a lucirse, porque lo hace naturalmente, solo hay que quitar todo lo que bloquee el paso de su luz.

     Soy consciente de que tengo privilegios que me han permitido salir del clóset, y estos privilegios son herencia, una que nos han otorgado hermanos/as/es LGBT+ a quienes vivimos hoy en día, con su valentía, su coraje, su magia, e incluso, en numerosos casos, con… su vida. Nuestra generación es privilegiada y está bendita con esta herencia. A la memoria de todas las personas discriminadas, rechazadas, torturadas por dejar brillar su interior es a quienes les debo el hecho de que yo pueda ser hoy en día Verónica Vanderhorst y La Plutonisa. Honrando y agradeciendo eternamente la generosidad y bravura con que han abierto la puerta para nuestra visibilidad, me despido por ahora con gran orgullo de ser una persona diversa, feliz y solar fuera del clóset. Gracias por leerme, y…

 

¡Que el sol brille sin pedir perdón ni permiso!